Como siempre recibir un encargo de trabajo de mi amigo Juan supone un placer.
En esta ocasión he tenido la suerte de preparar una exposición en la Bodega Ysios sobre Eduardo Chillida y su relación con la tierra y los aromas.
Un artista que siempre lo he sentido “muy mío” como hace poco me decía alguien. Siempre había tenido una cierta predilección por él .
Le entiendo, me resultaba cómodo, fácil. Incluso entrañable. Sus manos. Me enorgullece ser su tocayo.
Pero gracias a Ignacio, he conocido otra dimensión del artista: la de “Aita”.
Es decir, conocer a su familia y cientos de anécdotas que no se leen en los libros. Artistas estrambóticos que pautaron su camino hacia nuevas formas. Sonidos que le llevaron a experimentar nuevos materiales. Noches velando un horno para vigilar una pieza.
Paseos llenos de arte en “la jardinière”. Veranos en Francia trabajando en camiseta a la sombra de un árbol. Desahogos golpeando el hierro para modelar una pieza. Sueños de Quijote demolidos con excavadoras. Amigos con helicóptero que hacían de transportistas ocasionales. Viajes culturales en familia. Y una partenaire navarra de ideas firmes.
Gracias a ti, Ignacio.
Mitxel, Gonzalo. Es un placer trabajar con vosotros.
1 comentario:
m. bueno
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