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Bonito, pero…. ¿para que sirve?
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Hummm.
para eso, ….para ser bonito.
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No
entiendo.
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Para
hacer bonito, …..para embellecer. ….
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Sigo
sin entenderlo
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¡para
disfrutar mirándolo!
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Vale
vale, pero ¿para que sirve?
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¡Para
nada!.
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Pues
entonces, si no sirve para nada ¿para que lo hacen?
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…
Hay una sutil línea que divide la forma y la función de
las cosas.
Me resulta interesante conocer esta dualidad y conocer
la balanza con la que a mi alrededor se contrapesa.
Por mi parte, si me tengo que decantar por algo, mi
parte esteta siempre me pide elegir “la
forma” pero mi parte técnica me pide “la función”.
Todos conocemos gente que se autodenominan “prácticos”
Los que regalan una plancha, un minipimer o una afeitadora pensando que es un
dinero bien empleado ya que son objetos útiles. Menosprecian cualquier otro
objeto sin función al que denominan adorno.
Cuando hablo de la forma no hablo de esos diseños que
unen, muchas veces con humor, un elemento práctico con uno estético: el
cuchillo con forma de zanahoria, el teléfono con forma de zapato o el
cortaúñas, (elemento 100% práctico y feo como el sólo,) con forma de carita de
ratón dentudo. Eso no es darle forma a un objeto, eso es ponerle un disfraz para
que parezca un juguete.
Hace unos años oí decir que Starck (filip para los amigos) dibujaba y cuando le
venía un cliente le enseñaba sus dibujos. El cliente elegía y dependiendo de qué
objeto quisiera, lo dimensionaba y le daba función. Olé.
Es decir, te viene un inversor japonés y se adelanta en
la cita a los Sres. de Alessi. Y el especiero se convierte en un hotel en Hong
Kong de 30 plantas con 500 habitaciones y el guardabarros del siguiente cliente pasa
a pertenecer al menaje de un Sr. de Murcia.

Así que, cuándo veo la Alhóndiga ingenuamente me suelo preguntar si
no nos debimos de adelantar al que le encargó hacer unos saleros. Y por otro
lado, cuando me hago un zumo, si el exprimidor no fue un diseño frustrado para un juguete Durex.