No voy a negar mi interés previo por conocerle personalmente ya que en una ocasión en Milán un amigo suyo intento contactar con él para que se uniera a nosotros en un picnic improvisado a ritmo de guitarra y buen rollo, Pero él se ve que estaba fuera de cobertura. Se lo perdió.
Hoy en cambio he visto a un hombre elegante en las formas y sobrio en los gestos con un cierto halo de discreta timidez que en la distancia corta se tornaba en coquetería picarona. Como un objeto suyo.
Si hubiese sido un futbolista o un cantante hubiera paralizado el tráfico se hubiera aglomerado la gente, hubiera habido televisiones, fotógrafos y petardas entrevistadoras.
Nada de eso, una charla amigable, un impass en nuestra rutina, un vino y un compartir con gente cercana alguna broma..
Algo que sin duda anima a seguir disfrutando de la navegación aunque el mar este embravecido. Que ahora, según él, es cuándo se ve quien es hombre de mar y lleva un barco marinero.
Ciao. Grazie mille
No hay comentarios:
Publicar un comentario