.... A nadie se nos escapa la grave situación económica que padecemos. Y en especial a todos aquellos que ofrecemos un "valor añadido" a las cosas.
Cuando empezaron a sonar las primeras alarmas pensé: "Pobres floristas, son los primeros que lo van a notar". Es cierto, cuando la gente tiene que hacer un regalo, ahora se piensa más en el objeto práctico al 100% que en el estético al 100%. Mi segundo pensamiento fue una reflexión: " Los siguientes somos nosotros, los interioristas, decoradores y demás gente que nos dedicamos dentro de nuestros trabajos a "adornar". Me encontré con otra reflexión, " En 26 años de profesión ésta es la tercera crisis económica que conozco, pero tiene pinta que va a desbordar cualquier expectativa.
Y ante eso sólo queda actuar. Prever posibles riesgos, estar atentos a las noticias del sector, administrar los recursos y desde luego buscar alternativas. Ser imaginativo.
Y ahí es donde me encuentro, buscando alternativas. Y en mi caso, ya ofreciéndolas.
Pertenecemos a una época en las que las comunicaciones son extensas. Las redes sociales nos permiten estar más cercanos y las reflexiones personales pueden ser transmitidas y contrastadas de inmediato.
A todos nos sorprendió hace unos años cuando una compañía aérea se propuso popularizar los viajes en avión. Sus aviones eran de colorines, sus asistentes de vuelo gente de sport, su diseño fresco pero cuidado y su webpage eficaz.
Hoy en día el "low cost" es algo al que recurrimos y a nadie se nos caen los anillos al reconocer que viajamos barato. Es más, es un signo de avidez, "He viajado a Londres por 50 €. Me he alojado en tal hotel por 200 y ha sido genial”. A nadie se nos ocurre preguntarle si le han dado cacahuetes en el avión o si desde la habitación veía el Big Ben. Lo importante era Londres. El Big Ben, lo ves si quieres y además si te apetecen cacahuetes te compras unos M&M en el aeropuerto.
Eso es lo que en definitiva se ofrece en una decoración "low coast" llegar a completar un espacio en su uso y forma pero de una forma menos gravosa.
Para ello las soluciones deben de ser más imaginativas, la confianza debe de ser mayor, los recursos no pueden ser tan desarrollados, pero la calidad del "vuelo" será el mismo.
Se ofrecen soluciones ahorrando costes en tiempo y en procedimiento. Ahí es donde se mide la profesionalidad y destreza del "piloto". Menor cantidad de tiempo de estudio y más trabajo de campo. Más dibujo a mano sobre libreta y menos delineación versión 2010.
¿Quien no está dispuesto a invertir en su bienestar? y ¿quien quiere malgastar su dinero? La respuesta es obvia. De un interiorista se busca algo más. Algo que aporte un plus de atrevimiento, incluso de impertinencia a la hora de decorar. Ese atrevimiento que hace que las cosas parezcan más de lo que son. Ese poder recuperar algo olvidado pero que visto desde otros ojos vuelve a ser bello. Esa solución barata pero efectista. Ese atajo hacia el fin. Y por supuesto la sorpresa, la ilusión y el arte. Todo esto se puede ofrecer desde un punto de vista más económico. Es el momento.
Me encuentro con clientes jóvenes que empiezan a compartir piso alquilado. Clientes que se han cambiado de ciudad con una valija importante de muebles.
Clientes que no están interesados en que su casa sea domótica sino energéticamente sostenible. Clientes que necesitan que la atención sea rápida, sin grandes despliegues. Pequeños retoques a sus negocios o viviendas. Consejos más que grandes proyectos. Clientes que no pueden pagar una lámpara diseñada en Italia pero que les gusta tener su casa perfectamente iluminada.
¿Vas a dejar de comprar ropa nueva por que no puedes comprar seda? ¿Vas a coserte tu ropa? ¿Vas a dejar de disfrutar del diseño por que no puedes pagar el pret a porter de un diseñador afamado? Verás como dentro de poco ese diseñador te ofrecerá un jean, una camiseta o un complemento a medida de tu bolsillo. Por ese mismo motivo ¿vas a dejar de tener tu casa decorada? ¿Vas a dejar de disfrutar de muebles de diseño por no ser de determinada marca? No hablo de perder en calidad sino de buscar alternativas. De ser más atrevidos. De pensar en: “¿por que no?” más que en el “no, por que no”.
Siempre me ha halagado cuando un cliente me ha dicho “Sé que me has hecho ganar dinero” y se refiere a que no le he hecho gastar más para que quedara mejor y a que él sólo hubiera cometido errores y malgastado el dinero.
O, cuando alguien dice “gracias, nunca me hubiese atrevido a hacerlo”
La oferta es clara, se puede llegar a Londres en bussines, en turista, en low cost, en ferry, en coche propio o en un autobús ilegal que viaje de noche, traspasando fronteras y límites razonables.
Cada uno elige, pero la oferta existe y alguno ya la hemos incorporado a nuestro menú. Aprovechemos los medios para comunicar y mi respuesta será ofrecer soluciones efectivas a bajo coste.